Mediante un rayo de luz el láser Q-Switched fragmenta el pigmento del tatuaje y unas células específicas del cuerpo absorben posteriormente las partículas del pigmento, desvaneciendo de esta forma el tatuaje.
El procedimiento es seguro, no genera incapacidad.
La mayor parte de los tatuajes pueden ser removidos en su totalidad, mediante varias sesiones cuyo número depende de la calidad de la tinta y del color del tatuaje. Estas sesiones se realizan cada 6 a 8 semanas; algunos colores pueden ser desvanecidos más no removidos totalmente aún con la mejor tecnología existente.
No podemos garantizar en un 100% la efectividad de los tratamientos, igualmente que los resultados, puesto que podrían variar una persona a otra de acuerdo a las condiciones físicas específicas de cada paciente.